Muchos ya sabéis que el último día que nevó en Skövde, cuando uno ya estaba más que acostumbrado al hielo y a la nieve, no pude evitar la tentación de pegar un traspiés y sentirla en mi espalda. La consecuencia fue una fractura de clavícula. Esto ocurrió el pasado 27 de marzo y lo que quiero contar con esta entrada es mi experiencia en el hospital aquel día.

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Nunca se me habría ocurrido que una pregunta tan sencilla como “¿de qué color es el cielo?”  tuviese varias respuestas. Y es que el jueves, aprendiendo los colores en clase de sueco, apareció esa pregunta. La primera respuesta que se escuchó fue gris (grå).  Y la siguiente fue blanco (vit). Cuando la profesora vio que nadie ofrecía la respuesta que ella esperaba dijo que ella puede asegurar que el cielo en Skövde a veces es azul (blå).

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Pues sí que se pasa rápido el tiempo. Ya estamos en febrero y justo hoy hace un mes desde que volví a Suecia y desde que escribí por última vez por aquí. Podría poner la excusa de que no he tenido tiempo pero, aunque sí que tiene algo de cierto, la verdadera razón es que no tenía ninguna gana de escribir. Ahora toca recuperar el tiempo perdido y contar -brevemente- las novedades que nos ha traído este nuevo cuatrimestre.

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Lo prometido es deuda.  Después de la gran nevada que cayó anoche sobre Skövde, esta mañana la ciudad estaba cubierta de nieve. Además, tener el sol en el cielo animaba a salir a la calle a disfrutar el día y, de paso, hacer algunas fotos de la primera nieve de la temporada.

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Hasta ahora habían caído algunos copos de nieve pero nunca se habían llegado a quedar en el suelo. Esta tarde me ha pillado en la calle cuando se ha puesto a nevar, aunque han sido tres minutos escasos. Desde entonces, el suelo está blanco y nieva de vez en cuando. Solamente os puedo enseñar lo que se ve desde mi ventana, que como ya dije, de bonito no tiene nada, pero algo es algo. Cuando toda la ciudad esté bien cubierta de nieve, prometo poneros mejores fotos.