Estaba a punto de vestirme para ir a correr por el parque Boulonger cuando me he acordado de que hoy se jugaba al floorball en el pabellón de Helenaskolan, junto a la pista donde solemos jugar al fútbol dos o tres veces a la semana. Marisol ya me contó de qué iba aquello y le dije que a la próxima me apuntaba. Y la próxima ha sido esta noche, organizado por el HIFS (la sección deportiva de la Universidad).

Así que nos presentamos Manuel (alemán), ella y yo en un pabellón repleto de suecos con un palo en su mano. Al principio todo era muy desconcertante porque ellos hablaban en sueco y parecía que se estaban organizando para jugar pero que no contaban con nosotros. Cuando alguien llegaba, lanzaba su stick al centro del campo, donde se amontonaban todos. Y nosotros, sin palo. Más tarde descubrí que el protocolo de juntar todos los sticks era para hacer los equipos aleatoriamente.

Cuando todavía estábamos sufriendo por saber si íbamos a poder jugar, pues no quedaban sticks y parecía que los equipos ya estaban formados, aparecieron Jonathan (francés) y David (alemán). Gracias a lo extrovertido que es el primero de ellos, nos aclaramos rápidamente y formamos un equipo de Erasmus, aunque Marisol ya formaba parte de otro así que un pobre sueco se vino con nosotros.

El floorball es como el hockey pero en interior y con palos y bola de plásticos. Al parecer, hoy se ha reunido más gente que nunca así que han tenido que cambiar la forma de jugar y han dividido la pista del pabellón en dos pistas pequeñitas y hemos hecho 6 equipos de 5 o 6 personas cada uno, aunque sólo jugaban 3 a la vez. Jugamos sin portero pero ponen unos banquitos delante de la pequeña portería para dificultar los goles.

Como era la primera vez que jugábamos, era obvio que no íbamos a ser lo suficientemente competitivos. Hemos estado dos horas y hemos jugado unos 8 o 10 partidos de alrededor de 5 minutos cada uno. Nuestro mejor resultado ha sido un empate a cero. El resto, todo derrotas. Al menos he tenido el dudoso honor de marcar el único tanto que ha conseguido mi equipo en toda la noche.

La verdad es que es divertido y se corre más de lo que me creía. Juegan todos los lunes y miércoles de 21 a 23 y seguro que repito. Lo malo es que no había cenado y al final, entre que llegaba a la residencia, me duchaba y me preparaba la cena, me han dado las 23.45. Y resulta que en mi living room estaban jugando al póker así que, tras la sorpresa de los alemanes y franceses por mis horas de cenar, me he tenido que bajar a la primera planta.